miércoles, 5 de septiembre de 2012

Un salto al vacío



No sabía cómo había llegado allí, ni tan siquiera si necesitaba hacerlo, pero no había marcha atrás. Mis pies habían subido por inercia y lo único que escuchaba, en ese momento, eran los suspiros del viento y el ritmo agitado de un corazón. La vista era fascinante, Chartrand no hubiese encontrado paisaje más bello para alcanzar su inspiración. Todo estaba en calma, el azul del agua entablaba perfecta armonía con el verde de las plantas, y yo seguía, congelada en el tiempo, en espera de ese instante.
Ahora mismo no sabría decir si había alguien a mi alrededor, yo solo miraba al frente, y mi mente en blanco esperaba la señal de que era inevitable el salto. Había calculado que eran aproximadamente 44 metros, altura suficiente para provocar un daño irrevocable.  No obstante, la decisión estaba tomada, en pocos segundos mi cuerpo estaría suspendido en el aire, a merced de la interacción gravitatoria.
Saltar un puente no era algo que hubiese planificado, ni tan siquiera pensado hasta un día antes... Pero, bueno, las circunstancias y  el destino me habían desafiado y yo debía enfrentar al miedo como si fuese solo un fantasma moribundo.
Uno, dos y tres…lo próximo que supe es que lo peor había pasado, y que ya podía considerarme una practicante de uno de los deportes extremos que existen en el mundo: Puenting.
El puentismo constituye una modalidad de salto que emplea cuerdas dinámicas de escalada, y  se considera una actividad de bajo riesgo siempre que la instalación y medidas de seguridad se realicen debidamente.
Sus inicios datan de la década de los 70, en Francia, por un escalador alemán residente en Suecia, aunque en realidad son los países de habla hispana los que más lo practican.

La mayoría de sus practicantes consideran que el momento de mayor tensión son los segundos previos al salto, y los más experimentados autoestimulan su miedo antes del lanzamiento en busca de nuevas sensaciones.
En Cuba, el puente ideal para realizar este deporte se localiza en Matanzas, sobre el río Canímar, debido a que cumple con las condiciones adecuadas, o sea, posee estructura de arco y su altura es el doble de su ancho.
Los mayores promotores del puenting en el país son miembros de la Sociedad Espeleológica de Cuba, institución que les ha permitido adquirir los conocimientos necesarios para dominar la técnica que se utiliza en las instalaciones y el manejo de las cuerdas. La anterior incursión en actividades como la escalada y la exploración de cavernas subterráneas constituyen la principal fuente de experiencia de los practicantes de este deporte de desafíos.

No sé si estaré pronto, de nuevo, al borde de ese muro, pero sí estoy segura de que el puenting representa una experiencia que desearía repetir.

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