lunes, 2 de diciembre de 2013

El alcoholismo, un vaso que no se puede llenar



Los cubanos somos alegres y fiesteros por naturaleza. Nos encanta bailar, compartir en familia o con amigos y, claro, de vez en cuando tomar unos traguitos para relajar.
Pero ese no es el problema si no cuando abusamos del alcohol etílico y lo convertimos en un mal hábito que se transforma en alcoholismo, enfermedad crónica que puede ser mortal.

En consulta…

Cada miércoles la sala de Psiquiatría del hospital Faustino Pérez, de la ciudad de Matanzas, funciona como centro de referencia provincial para la atención al adicto.

Un equipo multidisciplinario conformado por psiquiatras, psicólogos, licenciados en rehabilitación y enfermería recibe a pacientes y familiares que requieren ayuda profesional para enfrentar adicciones como el alcoholismo, entre otras. Además, este día, realizan grupos terapéuticos, a los cuales pueden acudir de manera libre todos los interesados.

El jubilado Felipe Barrera Blanco todavía asiste a la consulta a pesar de llevar 12 años sin consumir alcohol. “Creo que mi presencia en los grupos terapéuticos es importante para quienes inician porque les trasmito experiencia y conocimiento para que ellos puedan salir de esa terrible droga que acaba con la familia, el prestigio y la vida del hombre.”

Por su parte el maestro Juan Carlos Espinosa Ramos comentó: “Llevo 3 años, 9 meses y 27 días sin beber. Al principio no me daba cuenta de que tenía un problema, y mis amigos, los vecinos, todos me llamaban y me aconsejaban y yo no lo quería aceptar. “Dejarlo solo es duro, asistí por primera vez a esta consulta ayudado por mi señora, porque solo no podía salir y hoy no me arrepiento”

El especialista en segundo grado en Psiquiatría, Vicente Hernández Reyes, explicó que el alcoholismo constituye un problema mundial que no es ajeno ni a Cuba ni a Matanzas. “Nuestra provincia tiene determinadas características debido al gran número de centros turísticos con que cuenta el territorio y que propician el consumo de bebidas. Hemos hecho estudios por municipios donde se estima que el alcoholismo afecta a cerca del 10 por ciento de la población.”

Mitos…

Muchos son los mitos que tratan de justificar este comportamiento tóxico, la gran mayoría de ellos falsos. Por ejemplo: dicen que el alcohol resulta un estimulante cuando, en realidad, sus efectos son inhibitorios o depresores, pues este pertenece al grupo de los anestésicos y sedantes. Estadísticas mundiales afirman que el 30 por ciento de los alcohólicos terminan su vida por medio del suicidio.

Otro mito es que mejora la actividad sexual en tanto ocurre todo lo contrario, pues este muchas veces constituye causa de las disfunciones eréctiles.

Por otro parte están las erradas afirmaciones de que sirve para enfrentar el frío, un planteamiento común entre pescadores. Pues bien, el efecto real del alcohol es producir la dilatación de los vasos sanguíneos de la piel, lo cual ocasiona la pérdida de la temperatura.

Asimismo, hay quienes afirman que es un alimento cuando este solo aporta calorías vacías que el organismo no puede utilizar, y que, por demás, actúa de forma irritante sobre el estómago y el intestino lo cual dificulta la absorción de los alimentos.

Otro concepto equívoco es el de creer que los alcohólicos son personas débiles de carácter o carentes de moral; pues cualquier persona puede padecer esta enfermedad, el alcoholismo afecta por igual a todos.

También es común escuchar que esta bebida mejora la circulación. Si bien es cierto que el alcohol produce una vasodilatación, a largo plazo esto resulta un inconveniente pues se van depositando a nivel de los vasos sanguíneos ácidos grasos que más que mejorar la circulación favorece la arterosclerosis y el deterioro de la circulación periférica.
Decirle no al alcohol


El alcoholismo es un trastorno conductual crónico, en el cual el consumo de alcohol deviene en la máxima prioridad para el individuo.

En la actualidad, no solo preocupa la dependencia total, sino que también inquieta el incremento de personas que sin ser alcohólicas tienen problemas relacionados con la bebida, pues bajo el efecto de su consumo mantienen conductas negativas.

Tal es el caso de muchos jóvenes que beben el fin de semana y terminan provocando incidentes graves o el de personas que conducen vehículos bajo el estado de embriaguez.

La educación, en este sentido, juega un importante papel, así como las acciones preventivas en aras de que los individuos conozcan la realidad del alcohol y los perjuicios de su consumo.

“Todavía estamos enfermos, somos enfermos curados…pero se puede seguir adelante y decirle no al alcohol”, expresó Espinosa, quien me aseguró que ya no hay vuelta atrás.

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